¿Renovando las instituciones afganas? El desafío del nuevo presidente.
Hace algunos años se llevó a cabo en Afganistán una reforma constitucional bastante renovadora. Si se tiene en cuenta que la Constitución anterior era un texto muy similar al de 1380, sólo que con algunas modificaciones coyunturales hechas entre 1929 y 1990, salta a la vista que era una reforma necesaria, pero la misma no ha dado los resultados esperados.
La nueva Constitución mantiene el preámbulo de sus antecesoras, pero conforma una República Islámica presidencialista independiente e indivisible. Preserva algunas normas y valores que se hallaban en la antigua Constitución, aunque también introduce reformas importantes. En la nueva Constitución todas las personas (sin distinción de sexo y origen socioeconómico) y las tribus son iguales ante la ley. Se adhiere a la Carta de la ONU y a la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Plantea la elección directa del presidente por parte de todos los afganos (hombres y mujeres), presidente que tiene la potestad de elegir los miembros del Tribunal Supremo (el cual debe contar con un 50% de mujeres entre sus miembros). Además, el Estado se obliga a asegurar la creación de programas educativos tendientes a promover el desarrollo de las mujeres, los nómades y acabar con el analfabetismo.
También establece la libertad de expresión, culto y prensa, la cual el Estado debe proteger explícitamente. Además, se debe prevenir el terrorismo en cualquiera de sus formas y el narcotráfico y debe establecerse una sociedad libre de discriminación y opresión.
Es una Constitución, como puede observarse, que tiende a la igualdad en un país que durante siglos ha tendido a la desigualdad en sus diversas formas: de género, económica y social según la tribu de pertenencia. Sin embargo, es una Constitución que no contempla actores fundamentales de la vida diaria afgana, como la organización y los tribunales tribales (que es la que impera en el país y en donde se resuelven muchos casos que ni llegan a oídos de las autoridades nacionales y no cuentan con las garantías dadas por la nueva Constitución) o los talibanes (que han gobernado el país durante mucho tiempo y no tienen deseos aparentes de dejar de hacerlo).
En síntesis, el texto constitucional ha instaurado nuevas instituciones que buscan hacer de la república islámica una democracia por primera vez en su historia. Con las elecciones de 2004 (las primeras bajo la nueva Constitución), el país lo es, al menos en los papeles. Los factores de poder no contemplados en las nuevas instituciones, se han encargado de demostrar que siguen presentes y que no sólo son un puñado de disidentes sino que forman un importante grupo de presión, capaz de hacer adoptar normas ajenas a la propia Constitución[1].
Como decía hacia 1862 Ferdinand Lassalle, “los factores reales de poder que rigen en el seno de cada sociedad son esa fuerza activa y eficaz que informa todas las leyes e instituciones jurídicas de la sociedad en cuestión, haciendo que no puedan ser, en sustancia, más que tal y como son(…) Los problemas constitucionales no son, primeramente, problemas de derecho sino de poder; la verdadera Constitución de un país sólo reside en los factores reales y efectivos de poder que en ese país se rigen”[2]
Ha de ser por ello que Hamid Karzai, el actual presidente de Afganistán, no ha logrado en estos años imponer la nueva Constitución a la tradición talibán, ni siquiera con la ayuda de las fuerzas extranjeras. La sanción, y respaldo por parte del presidente, de leyes como la anteriormente citada lo demuestran.
Este jueves los afganos concurrirán nuevamente a las urnas para elegir entre la reelección del actual presidente, o la elección de un ex ministro, Abdulá Abdulá[3]. Lo hacen con menor fervor y más recelos que en 2004, pero en mayor cantidad. Sólo el 30% son mujeres. Aquí también la nueva Constitución falla, porque fuera de la capital, las mujeres no pueden salir de sus casas sin permiso de sus maridos y no lo harán tampoco el jueves 20.
En este mandato Karzai falló en el intento de consolidar una Constitución democrática. Corresponderá al próximo elegido intentar que la Constitución no sea una mera hoja de papel desperdiciada, y sea una verdadera ley fundamental valiosa y duradera.
Por: Guadalupe Ravaioli
FUENTES:
Diario El País.
Diario New York Times.
http://en.wikisource.org/wiki/Constitution_of_Afghanistan
Diario El País.
Diario New York Times.
http://en.wikisource.org/wiki/Constitution_of_Afghanistan
[1] Espinoza Ángeles “Vuelven los talibanes” en El Pais, 05 de Abril de 2009, en referencia a la ley que permite la violación dentro del matrimonio y prohíbe a las mujeres salir de su casa sin autorización expresa de sus maridos.
[2] Ferdinand Lassalle, “Qué es una Constitución? (1862) ” en Aguilar, Enrique, “Textos Clásicos Políticos”, Buenos Aires, Educa, 2004, Página 118.
[3] Los candidatos son 41, pero sólo ellos dos tienen posibilidades reales.
[2] Ferdinand Lassalle, “Qué es una Constitución? (1862) ” en Aguilar, Enrique, “Textos Clásicos Políticos”, Buenos Aires, Educa, 2004, Página 118.
[3] Los candidatos son 41, pero sólo ellos dos tienen posibilidades reales.