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jueves, 30 de julio de 2009

Tailandia: La frágil estabilidad democrática de un país industrializado

Militantes a favor del ex-primer ministro, vestidos de color rojo, típica identificación de este sector

A pesar de ser un país con una industria bien establecida y con una economía muy fuertemente vinculada al turismo (con destinos turísticos mundiales como las ciudades de Pattaya, Bangkok y Phuket), esta nación parece estar aún lejos de una estabilidad política. La analogía con las frágiles democracias latinoamericanas es indubitable, sin embargo, Tailandia cuenta con un factor político estabilizador defendido tanto por la constitución como por el pueblo: el rey. Sin embargo, la actual edad, 81 años, y sus correspondientes consecuencias en su salud hacen preocupar por el futuro político de este “tigre menor”.

El sistema político tailandés es el de una monarquía parlamentaria, con dos cámaras electas, basada en la Constitución de 1997, siendo este todavía muy joven, y sin embargo, no ya sin crisis. Antes de 1997 y durante gran parte del siglo XX, gobiernos democráticos y autoritarios se intercalaron en el gobierno, con una clave para cualquiera de ellos: la inviolabilidad de la figura del rey, Bhumibol Adulyadej.

La dinastía Chakri, que se remonta al siglo XVIII, logró no solo mantenerse hasta la actualidad si no un dato de no poca relevancia: Tailandia fue uno de los pocos países del extremo oriente no colonizados por ninguna potencia europea durante el siglo XIX. El actual regente es uno de los principales responsables de cierta estabilidad democrática llegada la década de los 80’s.

El problema actual, más el golpe de la crisis internacional, es complejo, y se remonta al 2001, con la polémica figura de Thaksin Shinawatra, elegido como primer ministro junto al partido populista Thai Rak Thai. Sus dos principales puntos de conflicto fueron sus medidas económicas y sus acusaciones de corrupción.

En cuanto a sus medidas económicas, que resultaron tener cierto nivel de éxito, se mostraba como una solución a la crisis económica de 1997, que frenó el crecimiento económico logrado gracias al proceso de industrialización siguiendo como modelo a los conocidos “tigres asiáticos”.

Estás medidas comprendían varias políticas que favorecían a la población rural, ciertamente muy golpeada por la crisis de 1997 y en cierta manera dejada de lado por el crecimiento industrial del país.

Estás políticas, a pesar de lograr cierta recuperación del sector, fueron muy criticadas por varios sectores de la sociedad, entre ellos el ejército real y el sector industrial. Una de las causas del posterior derrocamiento de Thaksin fue gracias a estos sectores.

Sin embargo, las críticas no solo se limitan a la economía, si no que hay varios alegatos en contra de este gobierno por corrupción, autoritarismo y presión a la prensa, no menores, ya que empujaron a que Thaksin se fuera del país por segunda vez a fines del 2008 luego de haber vuelto al país por unos pocos meses, y formar el “Frente Nacional Unido de la Democracia en contra de la Dictadura”.

En el 2006 Thaksin fue derrocado en un golpe de Estado sin violencia, asumiendo el actual primer ministro Abhisit Vejjajiva, pero cuyas consecuencias no lo fueron: Varias protestas hasta el día de hoy entre las personas alineadas por Thaksin y las personas en contra de este se han registrado con un fuerte saldo de heridos.

La solución no parece fácil, y la debilidad del actual gobierno, derrotado en las últimas elecciones legislativas por el partido de Shinawatra, deja aún más dudas con respecto al futuro de esta débil democracia. A pesar de la figura casi sacra del rey, no faltan las críticas a su apoyo al golpe del 2006, y, ante el débil estado de salud del rey, muchos piensan en el fuerte desafío que le espera al próximo regente: Vajiralonkorn.

Por: Christian Sandoval


Fuentes:
http://www.nytimes.com
http://www.asiatimes.com
http://www.foreignaffairs.com
http://www.wikipedia.org