En el mundo político internacional encontramos un enorme número de conflictos, actores e instituciones, que le da mucha complejidad y amplitud al mismo, dificultando su comprensión. Además, este mismo pluriverso no es estático, por lo que aparecen constantemente nuevos factores, lo que hace aún más ardua la tarea de su entendimiento. Este espacio es una herramienta para comprender y actualizarse constantemente. Te invitamos a sumarte a Coordenadas. Sabé qué pasa en el Mundo.





jueves, 23 de julio de 2009

MADAGASCAR


Más allá de los puntos constantes de conflicto en el continente africano, es relevante también tener noción de las cuestiones políticas que se suscitan en otros países de la misma región y que conllevan al crecimiento de tensiones a nivel continental.

En este caso queremos hacer referencia a la crisis política que tiene lugar en Madagascar, para lo cual nos remitiremos a contextualizar un poco la situación:

Primeramente es importante caracterizar al país geográfica e históricamente.

El mismo es una nación insular, ubicado sobre el océano Indico, frente a la costa sudeste del continente africano.

En el siglo XVII, Francia logró asentarse en al isla mediante la instalación de bases comerciales, y finalmente en 1895 consiguió anexionarse completamente la isla al ser derrotada la Reina Ranavalona III.

En 1960 la isla se independizó, instaurándose una república bajo el mando del líder del partido socialdemócrata, Philibert Tsiranana. Pero la estabilidad no duraría demasiado ya que en 1973 un golpe de estado dejaría el poder en manos del capitán de fragata Didier Ratsiraka, que gobernó hasta que en 1992 las presiones populares lo obligaron a designar un gobierno de transición a la democracia. Sin embargo, esto no significaría la pérdida del poder de Ratsiraka, ya que en 1997 ganó democráticamente de vuelta la presidencia hasta el 2001 cuando, tras unas elecciones controvertidas y que conllevaron 6 meses de guerra civil, ganara el hasta entonces alcalde de Antananarivo, Marc Ravalomanana.

El conflicto, en su momento, fue generado por la auto proclamación de Ravalomanana como candidato ganador de las elecciones aun cuando los resultados finales permanecían en disputa. A su vez, el entonces presidente Ratsiraka, y contendiente de Ravalomanana en las elecciones, negando la victoria de su opositor y proclamando la propia, adoptó medidas de emergencia y aplicó la ley marcial, causando manifestaciones populares y militares con acrecentados niveles de violencia. En ese momento, Madagascar poseyó dos presidentes ubicados en dos ciudades capitales diferentes, de las cuales Antananarivo estaba en manos de Ravalomanana.

La comunidad internacional intervino pidiendo el diálogo entre los contendientes políticos, lo que ocurrió por un breve momento, hasta que finalmente la Corte Constitucional declaró a Ravalomanana ganador de las elecciones y consecuentemente Ratsiraka se retiró al exilio en Francia. De este modo, Marc Ravalomanana se consagró presidente de la República malgache para ser luego reelecto en 2006, lo que lo hace uno de los personajes que nos incumbe a los fines de este informe.

Para poder comprender también la situación actual, hay que introducir a Andy Rajoelina, que fue electo en 2007 gobernador de la ciudad capital luego de vencer al candidato oficialista. Esto, de por sí, no constituyó una razón de fricción con Marc Ravalomanana, sino el cierre de la cadena de televisión perteneciente a Rajoelina, luego de que la misma emitiera una entrevista hecha a Didier Ratsiraka, la cual el presidente Ravalomanana juzgara susceptible de provocar revueltas. A partir de este hecho en enero del 2009, el entonces gobernador de Antananarivo comenzaría a hablar de censura y dictadura en referencia a Ravalomanana, y llamaría a la protesta a los malgache, también susceptibles ante la crisis social preexistente (suba de precios, la no equitativa distribución de la riqueza, etc.), generando, como en el 2001, una oleada de disturbios. La crisis se agravó, a su vez, luego de que Andy Rajoelina pidiera la renuncia de Ravalomanana (algunos medios hablaron ya de golpe de estado) y luego se auto proclamara presidente de un nuevo gobierno de transición, que actuaba paralelamente al todavía existente de Ravalomanana, por lo que la lucha pasó a polarizar a las facciones militares y a la sociedad que apoyaba a uno u otro de los políticos.

El estado de crisis continuó mientras el todavía presidente electo en 2006 se negaba a ceder el poder a Rajoelina. Sin embargo, en marzo Ravalomanana cedió al pedido y entregó la presidencia a las fuerzas militares que a su vez delegaron la cabeza del gobierno transicional en el opositor Rajoelina, mientras que el ahora ex-presidente partió al exilio.

Así, finalmente, el hombre que dos años atrás era un desconocido en la política de Madagascar, pero que supo llevar en representación las frustraciones de muchos de los malgache, pasó a convertirse en presidente con tan solo 34 años.

El gobierno de transición, con Rajoelina a la cabeza, entonces, llamó a que se realizarán elecciones al termino de 24 meses, y en las cuales el actual "presidente" se candidateará, además de anunciar la redacción de una nueva constitución que inaugure la IVº República, la creación de una Comisión Electoral Independiente y un Estatuto de la Oposición. Sin embargo, estas medidas no son suficientes para asegurar el buen porvenir del nuevo gobierno en Madagascar, que, dados los acontecimientos previamente narrados, aun no ha logrado la aprobación de la comunidad internacional, en especial de los tres actores más relevantes al caso, a saber: La Unión Africana (U.A.), la O.N.U. y Francia, su antigua metrópoli.

En un principio, estos actores manifestaban su preocupación ante los hechos sucedidos en la isla, la pérdida de la democracia y la constitucionalidad y abogaban por una actuación responsable de todos los partidos, una salida pacífica y durable de la crisis y la seguridad del exiliado Ravalomanana. No obstante, pasaron a una abierta oposición cuando la Alta Autoridad de Transición decidió disolver el parlamento (ultimo resquicio democrático que quedaba en la isla luego del "Golpe de Estado" - el que Francia denuncia con gran efusión- ) en el cual el TIM, partido de Ravalomanana, todavía conservaba la mayoría. De esta forma, las palabras dejaron lugar a las acciones: La U.A. suspendió a Madagascar de la organización (como ya lo había hecho con otros países en donde también se habían producido golpes de fuerza: Mauritania y Guinea), Washington suspendió el envío de ayuda no-humanitaria y la Unión Europea consideraba sanciones de tipo económico también.

Más recientemente, se puede mencionar que la insistencia del nuevo presidente en afirmar que lo sucedido en su país no ha sido un golpe de estado sino que es el resultado de las aspiraciones populares, validado a su vez por la Alta Corte Constitucional y aceptado por los políticos y militares, ha llevado a un bloqueo en las negociaciones de la comunidad internacional con la nación malgache: a la vez que ciertos partidos afirmaron la posibilidad de continuar con las negociaciones, sobre todo con respecto a la vuelta de Ravalomanana a la isla, el partido de este mismo declaró estar preparados a compartir el poder. Mientras tanto, Rajoelina rechazó rotundamente un pacto de amnistía política, lo que llevó a los mediadores internacionales a suspender definitivamente las negociaciones.

Entonces, en un contexto en donde las posibilidades de diálogo y consenso han sido desechadas, cabría preguntarse qué es lo que queda por hacer ante la falta de compromisos y la presencia de convicciones enraizadas que continúan empedrando el camino hacia políticas y soluciones efectivas tanto en Madagascar como en África.

Por: Laura Zozzolotto