
El ‘Cuerno de África’ es aquella región de África Oriental que se encuentra frente a la península arábiga. Concentra principalmente a los Estados de Etiopia, Somalia, Djibouti y Eritrea, pero para las razones de este artículo incluiremos a países como Sudan, Kenya y Uganda, ya que comparten una característica común y desoladora para este sector del mundo: el hambre.
Uno de los organismos internacionales que más esfuerzos realiza en este sector del planeta es el Programa Mundial de Alimentos (o WFP por sus siglas en inglés) de las Naciones Unidas. Siendo la Organización Internacional humanitaria más grande del mundo, la misma busca proveer de ayuda alimenticia y nutricional a países de todo el globo. Se estima que anualmente alcanza a cerca de 90 millones de personas, de las cuales 58 millones son niños. Actualmente, sus operaciones de mayor escala se concentran en el continente africano, particularmente en el Cuerno de África.
La situación en ese territorio es crítica, y parece empeorar a medida que pasa el tiempo. Los núcleos problemáticos principales son los Estados de Etiopia, Somalia y Sudan, todos ellos pasando por una similar situación de crisis política, económica y humanitaria (ver informes anteriores).
En Sudan, la WFP despliega su mayor operación en todo el mundo: apunta a llevar alimentos a alrededor de 5.9 millones de personas para el resto del 2009. La tarea a realizar no es para nada fácil: los conflictos entre la población civil dificultan en sobremanera las operaciones de la organización, ya que los transportes y caravanas humanitarias son constantemente atacados por los grupos armados, impidiendo así que los millones de refugiados y afectados por la crisis se vean privados de la única fuente de alimentos disponible. La situación parece empeorar día a día, ya que la WTF ya anuncio que para este año la cantidad de alimentos necesarios para la población sudanés deberá incrementarse con relación al año pasado. El coordinador de Asistencia de Emergencia de la ONU, John Holmes, destacó que para poder avanzar con la tarea humanitaria, es necesario un urgente avance político en Darfur, que logra pacificar tanto los conflictos internos como las tensiones con estados vecinos, como Chad y Uganda.
En cuanto a Etiopia, la situación de la población se ve afectada no solo por las cuestiones políticas y la pobreza extrema, sino también por la situación ambiental: sequias extremas, deforestación, erosión e inundaciones. La WTF estima que debe proveer alimentos para alrededor de 5 millones de personas, las cuales incluyen no solo la población etíope, sino también los miles de refugiados somalíes o sudaneses, que incrementan su número a medida que los conflictos en sus países de origen se extienden en el tiempo. La deteriorada situación se ve agravada por el aumento de precios de los alimentos, lo que tiene como consecuencia que menos gente pueda alcanzar un nivel alimenticio básico, imponiendo un esfuerzo aun mayor a la ya sobre exigida WFP.
En Somalia, por ultimo, la situación humanitaria es similar a la de Sudan. Cientos de miles de personas requieren inmediata asistencia médica y alimenticia, pero la situación política y la permanente guerra civil entre distintos grupos armados dificultan la realización de estas operaciones humanitarias. Por ejemplo, el pasado 17 de mayo, la milicia Al Shabaab tomó el centro de operaciones de UNICEF en el poblado de Jowhar, en el centro del país, saqueando y destruyendo las reservas y equipo que ahí se encontraban. Las instalaciones continúan en manos rebeldes que niegan el acceso al personal de la agencia de la ONU. Esta escalada de ataques a los trabajadores humanitarios se presenta en un momento en el que el pueblo somalí necesita urgentemente ayuda humanitaria dado el resurgimiento de los enfrentamientos en Mogadishu entre las fuerzas del gobierno y los grupos extremistas (explicado en informes anteriores), que ha causado un nuevo desplazamiento masivo.
Como conclusión, la WFP advirtió este martes que millones de personas en el “Cuerno de África” afrontan otro año de hambruna debido a la fuerte sequía, los conflictos armados y los altos precios de la comida.
Por: Sebastián Perdomo