
El 12 de Junio el pueblo de la República Islámica de Irán volverá a las urnas para elegir a su décimo presidente. Esta, como las otras, no es una elección más y no es sólo el cargo presidencial lo que está en juego. En un país de las características de Irán, la tendencia del presidente, sobre todo si se trata de un reformista o un conservador, puede ser decisiva, tanto para su política interna como para su relación con el mundo.
Las primeras elecciones presidenciales, desde que se instauró la República Islámica de Irán en 1979, fueron en1980. Entre 1981 y 2005 todos los presidentes fueron clérigos. Según la Constitución, el Presidente es la mayor autoridad estatal después del Líder Supremo. Es elegido popularmente en elección directa y universal para los mayores de 18 años, por un mandato de cuatro años. El Presidente es responsable de la implementación de la Constitución y del ejercicio del poder ejecutivo, excepto en los asuntos que se refieran directamente al Líder Supremo.
Para estas elecciones se presentaron 475 candidatos. Entre impugnaciones y bajas voluntarias, sólo Mahmoud Ahmadinejad, Mir- Hossein Mousavi, Mohsen Rezaee y Mehdi Karroubi.
Ahmadinejad es el actual presidente, quien apuesta a la reelección. Se convirtió en el primer presidente laico de la República Islámica de Irán. Es un duro conservador, quien ganó el apoyo de un electorado muy variado, por un lado, prometiendo mejorar la situación financiera del país, y por consiguiente los ingresos de la población, reavivar el espíritu de la revolución islámica, resistir al “Gran Satán” (en referencia a EE.UU.) y, por otro, rompiendo con la tradición de un presidente clérigo. Despierta amor y odio tanto dentro como fuera de Irán. Por dentro, endureció las costumbres islámicas que habían sido flexibilizadas por Khatami, ganándose el apoyo de los sectores más extremistas y conservadores, pero el rechazo de los jóvenes y reformadores, que consideran el hecho de que ganase Ahmadinejad como algo triste para el país.[1] Por fuera, ha desarrollado un programa nuclear que pone en vilo a la seguridad internacional y realiza declaraciones sumamente controvertidas contra el mundo occidental, especialmente EE. UU. e Israel. Esto ha deteriorado mucho su imagen personal entre los más jóvenes y deseosos de cambio, pero le ha valido el apoyo de algunos nacionalistas islámicos.
Mousavi es el principal competidor del presidente iraní, principalmente porque su tendencia política es opuesta. Se considera a sí mismo un reformista que regresa a los principios. No es nuevo en política, al contrario, fue el último primer ministro que supo tener Irán. Cuenta con el apoyo de los principales partidos reformistas, que se ha cristalizado con el hecho de que Khatami se ha bajado de las elecciones en un gesto de apoyo hacia su persona, y en un intento por no fragmentar el voto reformista. También se espera que los conservadores moderados, los jóvenes, los estudiantes y también quienes normalmente se abstienen de votar, lo elijan. Ha prometido flexibilizar la vida en Irán sin olvidar los valores islámicos, y plantea un desafío al proclamar que nombrará a mujeres como titulares de diversos ministerios, por primera vez en la historia post-revolucionaria iraní. Despierta simpatías a nivel internacional, pues ha prometido distender las relaciones y entablar un diálogo amigable con Obama, y hasta se ha dicho que es el único capaz de salvar a Irán de la crisis que está atravesando.
Karroubi también tiene tendencias reformistas moderadas. Ha sido el portavoz del parlamento iraní en dos ocasiones y es sumamente crítico del consejo de guardianes y del gobierno del actual presidente. Si bien muchos sectores reformistas le han dado su apoyo, se cree que el voto irá hacia Mousavi, quien tiene más probabilidades de vencer al actual presidente.
Rezaee es un conservador moderado, ex comandante en jefe del ejército. Si bien sus posibilidades son escasas ya que ningún partido o asociación conservadora le ha prestado apoyo, se cree que su rol central en estas elecciones será quitarle a Ahmadinejad el apoyo de los islamistas de derecha, sobre todo de aquellos relacionados a las fuerzas armadas.
Se han dado a conocer diversas encuestas, pero éstas varían muchísimo en función de quién las haya realizado y en dónde se haya tomado la muestra. Lo cierto es que este viernes en Irán se decidirá más que un presidente, se decidirá una forma de vida interna y una relación con el mundo. Ahora sólo queda esperar que el pueblo iraní decida qué rumbo seguirá su país.
Por: Guadalupe Ravaioli
Nicolás Imperatrice
Fuentes:
The New York Times
The Economist
El País
www.tlaxcala.es
[1] http://www.reuters.com/article/worldNews/idUSTRE54Q2WS20090527