Durante el lapso de 5 días, el mundo entero estuvo atento a lo que ocurría en tierras georgianas. Si bien el conflicto entre Rusia y Georgia venía gestándose con anterioridad y podía incluso resultar previsible para quienes se mueven en el ámbito de las relaciones internacionales, no fue sino hasta su estallido, el 7 de agosto, que los medios de comunicación se interesaron en divulgarlo, haciendo hincapié en la necesidad de recurrir a la diplomacia y al diálogo urgente para atenuar las consecuencias, tanto en la región como en el resto de la comunidad internacional.
El enfrentamiento se desarrolló en un marco donde ninguno de los dos países se privó de demostrar su gran poder de destrucción y donde tampoco se tuvo mucho en cuenta a la población civil, como suele ocurrir en casi todos los conflictos armados de los que el mundo tiene conocimiento. El agitado clima continuó hasta el 12 de agosto, cuando el Presidente de Rusia, Dimitri Medvedev firmó el acta que decretaba el cese de las hostilidades.
Pero, ¿cuál fue el motivo de la guerra?, ¿cuál fue la “excusa” para el inicio de los ataques? En el límite entre ambos países, se localizan dos regiones geográficamente pertenecientes a Georgia, pero con un fuerte sentimiento pro-ruso-Osetia del Sur y Abjasia-, que reclaman independencia total de Georgia desde 1992. En 2006 su posición se consolidó aún más con la realización de un referéndum, donde el 99% de la población surosetiana votó por el "SI" a la independencia de Osetia. El constante apoyo ruso hacia las fuerzas independentistas surosetianas y abjasianas (que, aún sin el reconocimiento internacional, cuentan con presidentes propios por considerarse independientes, Eduard Kokoity en el caso de Asetia del Sur; y Sergei Bagapsh por Abjasia) fue el principal hecho que abrió el fuego entre los países en cuestión. Sin embargo, detrás de los argumentos de independencia se esconden también otros intereses, y aparecen en escena otros actores.
Apenas iniciado el conflicto, Georgia contó con el respaldo de los Estados Unidos, el "árbitro internacional", quien condenó la entrada rusa en tierras surosetianas, bajo el pretexto de ser "un ataque a la soberanía territorial" de Georgia. Es fácil sospechar que estas acusaciones están fundadas en algo más que una verdadera preocupación por cuestiones humanitarias, y resulta aún más creíble cuando se toma en cuenta que Georgia fue el 3º proveedor de tropas a los Estados Unidos durante su estadía en Irak. De esta manera, se explica también la presencia de 120 instructores militares americanos en el ejército georgiano, situación que llevó al fortalecimiento del rol de los Estados Unidos como permanente proveedor de suministros y adiestramiento, favoreciendo su posición en la región frente a la potencial amenaza rusa. Por su parte, Rusia no ha dejado pasar inadvertidas estas acciones y obró consecuentemente, otorgando la nacionalidad rusa a los habitantes de Osetia del Sur y acentuando, así, su autoridad sobre la zona. Así mismo, este hecho actuó a modo de detonante del enfrentamiento armado, puesto que se consideró como una nueva violación a la soberanía territorial de Georgia.
Resulta pertinente mencionar, además, otro posible factor que fomenta el interés norteamericano en la región, y que consiste en el importante papel que cumplen las tierras georgianas en la construcción del oleoducto Bakú - Tiflis - Ceyhan (estas tres ciudades están ubicadas en Azerbaiján, Georgia y Turquía, respectivamente). Sabiendo que el mundo atraviesa una seria crisis energética, y sabiendo que el poder de los Estados Unidos se basa principalmente en el dominio de dicho recurso, puede deducirse que este oleoducto es de vital importancia para el país. Sin embargo, Rusia también tiene aspiraciones de este tipo, a las que tampoco renunciará fácilmente.
Georgia también es un punto geográfico estratégico por su cercanía a Irán, y puede ser decisivo en caso de un conflicto bélico entre éste y EE.UU. Finalmente, no debe omitirse la reciente solicitud georgiana de incorporación a la OTAN, la cual representa para algunos dirigentes rusos una sutil amenaza a la integridad de su país, puesto que, si bien el objetivo original de la creación de la OTAN, consistente en la lucha contra las fuerzas soviéticas, se ha disuelto junto con la URSS, hay quienes aún acusan a la organización de conservar esos fines.
A fin de cuentas, todo se reduce a una suma de intereses de distinta índole, que pueden ser analizados desde distintas posiciones. Sin embargo, aún hay un último aspecto del enfrentamiento que no hemos desarrollado, y que es, a nuestro entender, el más importante. La guerra tuvo como centro geográfico el territorio de Osetia del Sur, y trajo como resultado un gran número de fallecidos, tanto militares como civiles. Por el lado de Georgia, se estima que las bajas militares se aproximan a 150, 1496 heridos, casi 70 desaparecidos, y 69 civiles muertos. Del lado ruso, se estima que 64 militares fallecieron y hubo 323 heridos; según fuentes de Osetia del Sur hubo casi 1600 civiles fallecidos.
¿Qué significa esto para el mundo? ¿Son tan sólo simples números? Es preciso que los pensemos, no acaso como una cifra más, sino a cada uno en particular, como individuos únicos e irrepetibles. Sus vidas fueron sacrificadas bajo la insignia de una nación, voluntaria o accidentalmente. ¿Podemos creer que esto es realmente legítimo? ¿Puede justificarse la vida de tantos hombres en nombre de los intereses de un gobierno? ¿Hasta cuándo muchos han de pagar por los caprichos de unos pocos?
Catalina Barros Fabani
Alejandro Pegoraro
Florencia Semberoiz
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martes, 26 de agosto de 2008
Georgia vs. Rusia: la punta del Iceberg