Introduciendo el conflicto Somalí-Etíope.

Durante las últimas tres semanas, hubo algunos desarrollos importantes en los conflictos presentados por el último informe: las polémicas electorales en Zimbabwe y la guerra civil en Darfur (Sudán). Al mismo tiempo, vamos a aprovechar para presentar otro conflicto en la región: la guerra entre Somalia y Etiopía. Empecemos primero por actualizar las cuestiones ya presentadas.
Como vimos en el último informe, en Zimbabwe se llevaron a cabo elecciones presidenciales y legislativas el 29 de marzo, y la tardanza en la publicación de los resultados generaba tensiones en la sociedad. Cuatro semanas después de los comicios, los resultados aun no habían sido divulgados, y los conflictos incrementaban. A pesar de todo, el 3 de mayo finalmente, y con más de un mes de retraso, se publicaron los resultados. Estos indicaron que el líder de la oposición en Zimbabwe, Morgan Tsvangirai, ganó la primera vuelta de las elecciones presidenciales con el 47,9% de los votos, contra el 43,2% del mandatario Robert Mugabe, lo cual obliga a una segunda vuelta. El resultado de la votación fue rechazado automáticamente por el partido opositor principal, el Movimiento por el Cambio Democrático, que afirma haber conquistado la mayoría absoluta y que definió el escrutinio oficial como un "robo escandaloso". La difusión de los datos del escrutinio dio pie a una encendida controversia desde el día mismo de la votación, con acusaciones a Mugabe y a su gobierno de acciones manipuladoras para evitar el ascenso de Tsvangirai a la presidencia. La polémica incluyó reclamos internacionales en favor de una acción transparente, y estuvo en juego la posibilidad de anular la marcha del recuento y reanudarlo. Los zimbabwenses y la sociedad internacional esperan con inquietud que se realice la segunda vuelta, proceso que no estará libre de tensiones.
La situación en Darfur, por el otro lado, se encuentra estancada. El país sigue en condición alarmante, y la UNAMID (siglas en ingles para Operación Mixta de la ONU y la Unión Africana para Darfur), organismo internacional creado especialmente con el objetivo de solventar la crisis, no esta logrando sus metas. Rudolph Adada, representante especial de la UNAMID, aseguro que ésta ‘‘afronta desafíos extraordinarios en todos los aspectos y precisa del respaldo amplio e inmediato de la comunidad internacional’’. Al mismo tiempo, dio a conocer un dato inquietante: hasta el momento, la misión no llega al 40% de la capacidad planeada y sostuvo que de persistir la actual falta de apoyo, no podrá operar ampliamente antes de 2009. Y no solo es la falta de apoyo exterior lo que complica la situación. La ininterrumpida violencia interna complica la llegada de la poca ayuda que se recibe. Un ejemplo de esto fue el asesinato de uno de los choferes de los camiones que distribuyen asistencia alimentaria proveída por el Programa Mundial de Alimentos (PMA), convirtiéndose en el segundo conductor muerto en la región sudanesa en menos de dos meses. El futuro es incierto, y las esperanzas, efímeras.
Finalmente, vamos a presentar un tercer conflicto en el continente africano. El conflicto Somalí-Etiope tiene sus raíces en las violentas e inestables relaciones entre ambas naciones desde hace ya cuatro siglos. Las guerras y conflagraciones entre estos dos estados africanos han sido, desde el Siglo XVI, de una lamentable regularidad, y las hostilidades actuales se reanudaron en el 2006. El conflicto es entre el Gobierno Transicional de Somalia (GTS) apoyado por el Estado de Etiopía contra la Unión de Cortes Islámicas (UCI). Ésta última se originó con el objetivo de sostener a toda cosa el sistema basado en la Sharia, la ley islámica, que regía desde el colapso del gobierno somalí en 1991. En oposición a ésta, surgió en el 2004 el ya nombrado Gobierno Transicional de Somalia, creado en Kenya, que busca asumir el gobierno de la nación Somalí, contando con el apoyo, como dijimos, de Etiopía. El GTS comenzó a operar dentro de Somalia recién en febrero del 2006, con el apoyo directo de tropas etíopes, buscando eliminar la dominación de las Cortes Islámicas.
Como dijimos, el conflicto comenzó oficialmente el 21 de diciembre de 2006, luego de la Batalla de Baidoa, cuando el líder islámico de la UCI, Sheik Hassan Dahir Aweys, declaró que "Somalia está en estado de guerra , y todos los somalíes deben tomar parte en esta lucha contra Etiopía". El 24 del mismo mes, Etiopía indicó que está decidida a defender su territorio, y que combatiría activamente a la Unión de Cortes Islámicas. Si bien la UCI cuenta con un gran apoyo por parte de la población y durante parte del 2006 llegaron a controlar la capital sudanesa Mogadiscio junto a gran parte del territorio, una serie de derrotas decisivas frente a la coalición GTS-Etiopia, causó que la UCI y sus aliados (principalmente milicias pro-islámicas) debieran retirarse al sur del país, donde se encuentran actualmente, aun luchando.
El conflicto continúa hasta el día de hoy, y han intervenido potencias extranjeras además de Etiopía, como los Estados Unidos. Éste país realizo recientemente, el 1ro de mayo del 2008, una serie de bombardeos en la región de Dhuusamarreeb, en el centro de Somalia, que tuvo como resultado la muerte de por lo menos once personas, entre ellos dos lideres insurgentes islámicos, posiblemente miembros del grupo terrorista Al-Qaeda. La situación se mantiene tensa, los muertos ya suman 6.500 junto a 8.500 heridos y 1.5 millones de personas desplazadas de sus hogares. El fin del conflicto no se espera para un futuro próximo.
Sebastián Perdomo
Como vimos en el último informe, en Zimbabwe se llevaron a cabo elecciones presidenciales y legislativas el 29 de marzo, y la tardanza en la publicación de los resultados generaba tensiones en la sociedad. Cuatro semanas después de los comicios, los resultados aun no habían sido divulgados, y los conflictos incrementaban. A pesar de todo, el 3 de mayo finalmente, y con más de un mes de retraso, se publicaron los resultados. Estos indicaron que el líder de la oposición en Zimbabwe, Morgan Tsvangirai, ganó la primera vuelta de las elecciones presidenciales con el 47,9% de los votos, contra el 43,2% del mandatario Robert Mugabe, lo cual obliga a una segunda vuelta. El resultado de la votación fue rechazado automáticamente por el partido opositor principal, el Movimiento por el Cambio Democrático, que afirma haber conquistado la mayoría absoluta y que definió el escrutinio oficial como un "robo escandaloso". La difusión de los datos del escrutinio dio pie a una encendida controversia desde el día mismo de la votación, con acusaciones a Mugabe y a su gobierno de acciones manipuladoras para evitar el ascenso de Tsvangirai a la presidencia. La polémica incluyó reclamos internacionales en favor de una acción transparente, y estuvo en juego la posibilidad de anular la marcha del recuento y reanudarlo. Los zimbabwenses y la sociedad internacional esperan con inquietud que se realice la segunda vuelta, proceso que no estará libre de tensiones.
La situación en Darfur, por el otro lado, se encuentra estancada. El país sigue en condición alarmante, y la UNAMID (siglas en ingles para Operación Mixta de la ONU y la Unión Africana para Darfur), organismo internacional creado especialmente con el objetivo de solventar la crisis, no esta logrando sus metas. Rudolph Adada, representante especial de la UNAMID, aseguro que ésta ‘‘afronta desafíos extraordinarios en todos los aspectos y precisa del respaldo amplio e inmediato de la comunidad internacional’’. Al mismo tiempo, dio a conocer un dato inquietante: hasta el momento, la misión no llega al 40% de la capacidad planeada y sostuvo que de persistir la actual falta de apoyo, no podrá operar ampliamente antes de 2009. Y no solo es la falta de apoyo exterior lo que complica la situación. La ininterrumpida violencia interna complica la llegada de la poca ayuda que se recibe. Un ejemplo de esto fue el asesinato de uno de los choferes de los camiones que distribuyen asistencia alimentaria proveída por el Programa Mundial de Alimentos (PMA), convirtiéndose en el segundo conductor muerto en la región sudanesa en menos de dos meses. El futuro es incierto, y las esperanzas, efímeras.
Finalmente, vamos a presentar un tercer conflicto en el continente africano. El conflicto Somalí-Etiope tiene sus raíces en las violentas e inestables relaciones entre ambas naciones desde hace ya cuatro siglos. Las guerras y conflagraciones entre estos dos estados africanos han sido, desde el Siglo XVI, de una lamentable regularidad, y las hostilidades actuales se reanudaron en el 2006. El conflicto es entre el Gobierno Transicional de Somalia (GTS) apoyado por el Estado de Etiopía contra la Unión de Cortes Islámicas (UCI). Ésta última se originó con el objetivo de sostener a toda cosa el sistema basado en la Sharia, la ley islámica, que regía desde el colapso del gobierno somalí en 1991. En oposición a ésta, surgió en el 2004 el ya nombrado Gobierno Transicional de Somalia, creado en Kenya, que busca asumir el gobierno de la nación Somalí, contando con el apoyo, como dijimos, de Etiopía. El GTS comenzó a operar dentro de Somalia recién en febrero del 2006, con el apoyo directo de tropas etíopes, buscando eliminar la dominación de las Cortes Islámicas.
Como dijimos, el conflicto comenzó oficialmente el 21 de diciembre de 2006, luego de la Batalla de Baidoa, cuando el líder islámico de la UCI, Sheik Hassan Dahir Aweys, declaró que "Somalia está en estado de guerra , y todos los somalíes deben tomar parte en esta lucha contra Etiopía". El 24 del mismo mes, Etiopía indicó que está decidida a defender su territorio, y que combatiría activamente a la Unión de Cortes Islámicas. Si bien la UCI cuenta con un gran apoyo por parte de la población y durante parte del 2006 llegaron a controlar la capital sudanesa Mogadiscio junto a gran parte del territorio, una serie de derrotas decisivas frente a la coalición GTS-Etiopia, causó que la UCI y sus aliados (principalmente milicias pro-islámicas) debieran retirarse al sur del país, donde se encuentran actualmente, aun luchando.
El conflicto continúa hasta el día de hoy, y han intervenido potencias extranjeras además de Etiopía, como los Estados Unidos. Éste país realizo recientemente, el 1ro de mayo del 2008, una serie de bombardeos en la región de Dhuusamarreeb, en el centro de Somalia, que tuvo como resultado la muerte de por lo menos once personas, entre ellos dos lideres insurgentes islámicos, posiblemente miembros del grupo terrorista Al-Qaeda. La situación se mantiene tensa, los muertos ya suman 6.500 junto a 8.500 heridos y 1.5 millones de personas desplazadas de sus hogares. El fin del conflicto no se espera para un futuro próximo.
Sebastián Perdomo